Así solía comenzar sus historietas Sophia Petrillo, la más cachonda de las chicas de oro. Sus compañeras de casa, empezando por su hija Dorothy, tenían dudas más que razonables sobre la veracidad de las batallas libradas por la abuela en sus años de mocedad, allá a comienzos del XX. Pero eso a sus fans nos daba igual, verdad o mentira lo importante es que eran divertidísimas.
Más o menos un siglo después voy a pisar la patria chica de Sophia. A la vuelta os cuento cómo sigue todo por allá.