Del Colorado al Baker

El río Colorado no necesita presentaciones, todo el mundo sabe que es el escultor del  cañón más famoso del planeta. Por cierto, una visita obligada para cualquiera que se pase por Las Vegas.

Aunque la tirada entre Nevada y su vecina Arizona no sea corta, merece la pena acercarse hasta él, hasta el gran cañón, y asomar la nariz por alguno de sus acantilados. No sirven los documentales en este caso, ningún vídeo o foto le hace justicia al Parque Nacional del Gran Cañon porque es tan inmenso que resulta imposible capturarlo en tan solo dos dimensiones. Imagino que impresionados por semejante tajo, la población nativa reservó kaibab para aludir al accidente geográfico que gobernaba su territorio, un término traducido al inglés como mountain lying down, y que para nosotros sería algo así como «montaña acostada» o «montaña que desciende». No se podía bautizar mejor a la obra de un río que en algunos tramos llega a encajarse más de un kilómetro y medio con respecto a los páramos circundantes.

Puede que el Baker no sea tan famoso ni sus obras escultóricas tan impresionantes, pero es el más bonito de la sureña región de Aysén y de todo Chile yo diría. Mi río favorito del mundo mundial con permiso del Cea. Mañana vuelo a la Patagonia para saludarlo, para saludar de nuevo a un viejo conocido del que ya tengo mil fotografías. Sin embargo, igual que le sucede al Colorado, el río Baker gana mucho en persona. La visita merece la pena.

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