Frente Popular de Judea

La vida de Brian doblada al castellano la habré visto del orden de una docena de veces. He arrancado muchas hojas de calendario en España y allí es todo un clasicazo de Semana Santa, así que es prácticamente inevitable toparse con ella al menos una vez al año. Curioso comprobar como en sus cuatro décadas de vida ha pasado de ser considerada una peli poco menos que blasfema a un imprescindible del Viernes Santo.

Aquí, en Inglaterra, también estoy buenas temporadas últimamente, sin embargo no ha sido hasta ayer cuando la genial Life of Brian se presentó ante mí en versión original. Y ya fue casualidad porque la tele en mi casa está apagada el noventa y nueve por ciento del tiempo. Lo tomé como una señal del destino y no pude evitar verla una vez más.

Muchos críticos la consideran la mejor comedia de todos los tiempos y yo no soy nadie para llevarles la contraria. Difícil elegir una única escena, pero si me obligaran escogería aquella en la que los protagonistas se enzarzan en una interminable discusión partidista: lo de menos es que los imperialistas romanos, los invasores, estén ocupando tus tierras y matando a tu gente; lo de más es tachar a tu hermano de disidente porque sus siglas no son las tuyas. Así era como se las gastaban entre los del Frente Popular de Judea y los del Frente Judaico Popular.

Una de las claves del éxito de los Monthy Python reside en su extraordinaria habilidad para retratar la idiotez humana y en especial la de quienes gobiernan o aspiran a gobernar. Efectivamente, fueron estos cachondos ingleses los primeros en darse cuenta de que los más idiotas entre los idiotas, en todo lugar y época, siempre se han sentido irresistiblemente atraídos hacia la política.

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