Tan al norte que se corre a medianoche y no se necesita frontal; el sol se encarga de eso. Un sol que nunca se pone, aunque es un sol desmayado, casi sin fuerzas. Y eso suponiendo que las nubes dejen verlo. Así es el verano de los osos polares. Ellos en estas fechas van en mangas de camisa, de hecho cada vez les estorba más su ropa estival porque no hace ya tanto frío como antaño, o al menos eso es lo que cuentan los renos más viejos del lugar.
Sin embargo, pese a los denodados esfuerzos de Donald Trump y los demás, el clima del norte de Noruega sigue siendo fresco para alguien del sur de Europa. Yo no tengo el tupido pelaje de un zorro ártico ni tampoco el abrigo de plumas de un frailecillo, así que me tendré que sacar la escarcha de encima de alguna otra forma. Y corriendo se quita el frío dicen en mi pueblo.