Nick Cave

No sé en qué estarían pensando los señores académicos cuando le dieron el Nobel de Literatura a Bob Dylan. Si ese premio debía ir a parar a un músico, mucho mejor candidato habría sido, en mi humilde parecer, el gran Leonard Cohen. Y además así él se podría haber despedido de este mundo con unas últimas palabras y nosotros hubieramos disfrutado de un gran discurso -no me cabe ninguna duda de eso- en lugar de asistir a la irrespetuosa espantada del cantautor gringo.

Llevo escuchando música desde que tengo edad para levantar un cubata y reconozco ser un animal de costumbres: tiendo a volver una y otra vez sobre los clásicos que abracé en la adolescencia. Después de viejo ese repertorio básico lo he ido ampliando con cuentagotas, casi a regañadientes, y podría contar con los dedos de una mano las últimas incorporaciones; de hecho solamente dos me vienen a la cabeza. La primera está a cargo del Sixto Rodríguez que descubrí en Sudáfrica y la segunda tiene que ver con el protagonista de esta entrada.

En uno de esos días en los que fui australiano entré en un bar de Flinders Street, pegadito a la margen derecha del río Yarra, en la orilla contraria a la del casino para entendernos, y allí estaba sonando la canción con la que despediré esta entrada. Por salud mental convenía alternar las largas sesiones en el Crown de Melbourne con paréntesis alcohólicos, y fue en uno de aquellos breves descansos cerveceros cuando nos conocimos. Al tiempo que el camarero le quitaba la chapa al botellín se iban las últimas notas de (Are You) The One That I’ve Been Waiting For? «Ya tiene que ser buena una canción para ser capaz de engancharte en sus coletazos finales», eso fue lo que pensé. Después de aquel tema vendría el álbum en el que está incluido y más tarde toda su discografía. Y sinceramente creo que si algún músico vivo se merece el Nobel de Literatura ese es el señor Nick Cave.

No tengo nada en contra de Dylan, es solo que últimamente aburre hasta a las ovejas. Lo mío con F. Mendelssohn tampoco es algo personal, es solo que su marcha nupcial siempre me ha parecido un auténtico truñazo. Si alguno tiene pensado casarse este año yo en cambio le recomendaría la que sigue de Nick, la primera que conocí de él. En mi inservible opinión de soltero creo que reúne todos los elementos para dar el pistoletazo de salida a un matrimonio.

Stars have their moment and then they die

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