Reflexiones de una foca antártica

«Intenta sonreír cuando se acerquen turistas porque cuanto antes saquen sus fotos antes se irán», decía siempre mi abuela, una foca de mundo; «y no te quejes nunca de tu suerte, piensa que las focas del norte además de lidiar con humanos tienen que vérselas también con los osos polares», solía añadir después.

Nadie ignora que las focas de Weddell son grandes pensadoras, pero muy pocos saben que a veces piensan en voz alta. A bordo del MV Ushuaia yo tuve la suerte de escuchar  a una de ellas, justo antes de posar sonriente sobre su isla de hielo.

 

En el día de Navidad, sobre los 65 grados de latitud sur, frente a la costa occidental de la península antártica.

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