Google Maps dice que se invierten más o menos tres cuartos de hora en el trayecto de Peterborough a Londres, pero ese dato tenéis que tomarlo a título meramente orientativo. Ya os dije una vez que entender cómo funcionan los trenes de por aquí no era tan sencillo. El viaje relámpago solamente es verdad si subes a un Virgin, que es la compañía chachi, la favorita de los commuters engominados, pero no es ni aproximadamente cierto si viajas con Great Nothern, la preferida por los provincianos norteños justillos de pelas como el que suscribe. Si no te importa evitar las horas punta, es decir, las de mayor demanda, y tampoco te molesta ir parando en cada pueblo del camino, entonces por £18,60 lo tienes hecho.
Salir de la estación de King’s Cross y toparse con St Pancras es todo uno. Probablemente el mejor exponente de la arquitectura victoriana del país es el encargado de dar la bienvenida a los que llegamos a Londres desde el norte. A partir de ahí, si el día acompaña, merece la pena olvidarse del transporte sobre ruedas y caminar. Y el sábado pasado el tiempo estuvo de nuestro lado, un regalazo porque por aquí no hay tantos días otoñales de cielo azul.
A veces la tropa protesta pero a mí me parece que la única manera de llegar a conocer una ciudad es patearla. Londres es gigante, de acuerdo, pero Westminster y la City no están tan lejos. Ir de boca de metro en boca de metro hace imposible construir tu mapa mental de la ciudad, y esa renuncia es muy dura para cualquier geógrafo y también para todos los que alguna vez lo fuimos. Además, a menudo resulta más interesante que el propio destino lo encontrado por el camino. Vaya, como la vida misma.
St Pancras, St Paul’s Cathedral & Nelson’s Column
«The Gherkin», a la izquierda, y otros rascacielos de la City. «El Pepinillo», así es como se conoce al icónico edificio proyectado por Norman Foster. Hoy ya es solo una torre más dentro de uno de los distritos de negocios más importantes del mundo, pero en 2003 supuso una auténtica revolución en el skyline londinense. No faltó quien dijo que en su peculiar forma había tenido mucho que ver una famosa sexóloga española, esposa de Foster por aquella época.
hecho un vistazo y me lo leo todo jaja
Es un blog muy adictivo, sí.