Algunos cuentan que cuando la gente humilde de Valparaíso tenía que pintar sus viviendas se acercaba hasta el puerto y pedía la pintura sobrante a los pescadores que adecentaban sus embarcaciones. Otros dicen que eran los propios marineros los que elegían colores vivos para sus casas, tan vivos como los que lucían sus barquitos, y así podían reconocer su hogar cuando estaban en la mar. También hay quien sostiene que, como esta es una ciudad de farra, los licoretas encontraban útil que sus fachadas fueran chillonas para localizarlas con más facilidad cuando se retiraban en la noche a dormir la mona. Probablemente ninguna de las tres hipótesis tenga nada que ver con el caos cromático que define a esta ciudad, pero podéis quedaros con la mentira que más os guste.
Gallosapos are watching you
Grafitis en las paredes y gafapastismo por las calles, decadentes y culturetas mezclados sin criterio. Valparaíso tiene un no sé qué que lo hermana con Oporto, quizá sean las cuestas de sus incontables cerros.
Funiculares para los turistas vagos y escaleras para los perros y viajeros flacos
Para los gandules solo, y que pasa con los ancianos y descapacitados?
Hayyy! eso de no tener abuelos…
Pues también tienes razón :/.